«Se cuenta que el discípulo de un sabio filósofo llegó a casa y le dijo:
-Querido maestro, se dice que un amigo tuyo ha estado hablando mal de ti.
-¡Espera! -lo interrumpió el filósofo-. ¿Has hecho pasar por los tres filtros lo que ahora me vas a explicar?
-¿Los tres filtros? -le dijo el discípulo.
-Sí. El primer filtro es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que me vas a decir es absolutamente cierto?
-Bien, no lo sé directamente. Me lo han dicho unos vecinos.
-Por lo menos -dijo el sabio-, lo habrás pasado por el segundo filtro que es la bondad. A ver, ¿esto que me vas a decir es bueno para alguien?
-No, realmente, no. Más bien al contrario.
-Ah,… entonces miremos el último filtro. El último filtro es la necesidad, ¿crees que es realmente necesario hacerme saber esto que tanto te inquieta?
-De hecho, no.
-Entonces – dijo el sabio sonriente- si no es ni verdad, ni es bueno, ni es necesario, mejor lo enterremos en el olvido»
Aplícate el Cuento (Jaume Soler i M. Mercè Conangla)
Pocas palabras se pueden añadir a este relato, a menudo abrimos la boca y no somos conscientes del daño que producimos. A partir de ahora, ¿por cuantos filtros pasará lo que queráis comunicar a los otros?